Diálogos desde el Aikido


   Introducción.

“Para saber lo que es el Aikido, debe practicarse sobre un tatami”. Esta es la frase que la mayoría de los Senseis dicen a los estudiantes o a cualquiera que les pregunte acerca de la verdadera naturaleza del Aikido. Hay que reconocer que se trata de una gran verdad; debe ser muy difícil expresar en palabras las sensaciones que se tienen cuando se practica y ya se ha alcanzado un cierto nivel de entendimiento de este arte. Sin embargo, creemos que este hecho no implica el que no intentemos acercarnos a ese conocimiento por otras vías, como la de la reflexión o la de compartir experiencias, pensamientos y por qué no, dudas.

Si bien el Aikido es práctica, pensamos que este arte, tiene una trascendencia y una aplicación más allá de los límites del tatami, es decir, en nuestro día a día; por supuesto, no nos estamos refiriendo al uso como defensa personal o cosas por el estilo, sino que la práctica de este arte marcial nos da “algo” que debe tener influencia en nuestra forma de pensar, en nuestra forma de ver la vida, hasta en nuestras posturas y tono muscular que adoptamos durante nuestras actividades diarias, o en como nos comunicamos con nuestro entorno o nuestros semejantes. En definitiva, queremos hablar de Aikido en una dimensión más amplia que la de la práctica en un Dojo. Por supuesto, también creemos interesante hablar de asuntos relacionados con la técnica y las conductas dentro del tatami.

En esta sección, que se pone en marcha tenemos ese objetivo acercarnos a la comprensión del Aikido y sus aplicaciones en el tatami y en la vida diaria de las personas. Para ello nos vamos a valer de una ficción: Dos practicantes, estudiantes de Aikido: Shoshin (que significa mente de principiante) y Solón (que significa de firme voluntad), dialogan acerca de lo que se van encontrando al realizar su prácticas o acerca de lo que han escuchado decir al Sensei o bien de lo que han leído u oído a otros compañeros o compañeras de prácticas. Seguiremos aquí una estructura similar a la utilizada por Galileo Galilei, físico italiano de la época del renacimiento, que expuso sus ideas en la obra Diálogos sobre los dos grandes Sistemas del mundo (1638). A través de estos personajes intentaremos reflexionar sobre la práctica y sus implicaciones en las personas que lo practican.

Por otra parte, quizá se trata de un objetivo demasiado ambicioso para ser llevado a cabo por unas cuantas personas de nuestro pequeño Dojo. Queremos pensar que en esta tarea no estamos solos; afortunadamente Internet suministra un espacio que permite la participación de más gente que desee compartir sus experiencias, pensamientos y reflexiones, para en definitiva crecer juntos mientras se camina por la vía del Budo. Están todos invitados a acompañarnos en esta andadura.

  ¡Atención! Importante  Queremos aclarar a nuestros lectores que este documento se lee de abajo arriba, la razón de hacerlo así es que aparezca lo último que se ha comentado en los diálogos al principio de la página.

Shoshin:

En la vida hay símbolos a los que hay que hacer honor, bien por ser propios, o ajenos. Creo que eso es el respeto entre los pueblos y demuestra educación y convivencia.

Luego, puede pasar que al profundizar en esa actividad cultural-artística exista una mayor comprensión de esa cultura y la razón de sus símbolos, incluso para muchos abandonar la propia y fusionarse en la adoptiva.
 
Solón:

Yo creo que lo de mi compañero no iba por lo de las normas de cortesía con otros practicantes y hacia el Sensei, sino más bien la existencia del Kamiza y las reverencias hacia esa especie de altar, que dan la impresión de tener que ver más con la religión que con la práctica de un arte marcial a su entender.

Shoshin:

 Hombre las formas es una cuestión cultural, es como en nuestro deporte vernáculo -La Lucha Canaria-, los luchadores antes de enfrentarse se dan la mano y con la otra se la pasan por la espalda para quitar la arena de la camisa.

Yo creo que si estuviéramos en Japón y haciendo Lucha Canaria, seguro que tendríamos los mismos comportamientos que aquí, sino mira el Futbol, se mantienen las mismas formas en todo el planeta, aún teniendo su génesis en China.
Solón:

Ya sé que el Aikido no es un deporte, mi compañero lo decía en el sentido de que en ninguna otra disciplina deportiva o arte marcial que el conozca lleva aparejado ese acto casi religioso que hacemos al comienzo de la práctica y al final.

Desde el punto de vista de una persona laica, si que debe extrañar. De ahí que todo lo del protocolo y la etiqueta debería explicarse bien al comienzo para que la gente entienda lo que se hace y la mente no se pierda en otros pensamientos.
Shoshin:

Pues no sabía yo que hacíamos un deporte, ¡o ye! ¿Cuándo competimos?

Solón:


 En mi caso no me extrañaría, je je, a veces mi Sensei cuando tiene preparado algo que nos va a hacer sudar o trabajar mucho, tiene así como una sonrisita "diabólica" en la cara, como diciendo:

"Estos ahora se van a enterar" y entonces hay que encomendarse a un santo, para ver si nos ayuda a aguantar lo que se nos viene encima je je. Bueno, volviendo a tu comentario, es verdad que todo arte marcial debería inculcar responsabilidad, colaboración y quizá también cariño hacia el lugar donde se practica, porque además, esas actitudes ayudan a reflexionar a los que nos ven de afuera. No obstante hay gente fuera del entorno marcial que no estaría dispuesta a hacer esa tarea todos los días, e incluso en sus trabajos o sitios de estudio, no les importa tirar basura y trabajar en un entorno descuidado. Piensan que si sólo son ellos los que limpian son unos bobos. Yo siempre les digo, al menos practicamos en un sitio limpio, y para nosotros ya eso es importante.

Por cierto Shoshin, este amigo también me ha hecho un comentario con respecto al saludo inicial. El dice que es una persona de costumbres laicas, y no entiende porque hay que hacer reverencias, como si estuviéramos en la iglesia. Yo le he dicho que se trata de una señal de respeto hacia la persona que nos legó el arte que practicamos. Es un homenaje o un tributo diario que le ofrecemos en agradecimiento a sus enseñanzas. El me ha contestado que por supuesto él valora positivamente el trabajo de O Sensei, pero eso no se hace en ningún deporte, así: ¿qué necesidad hay de hacer eso todos los días? Tú que llevas más tiempo practicando que yo ¿Qué le dirías?

Shoshin:

Sabes, hay otra cosa que no entiendo con todos mis respectos a los Senseis de otras disciplinas, ¿cómo es posible que si en todas las artes marciales están presentes esos valores que nos inculcan a nosotros, ellos no los cumplan?

 ¿También puede ser que se lo invente nuestro Sensei?

Solón:


Posiblemente tengas razón, el ambiente no sería agradable para la práctica, y tendrías que ver donde pones los pies, o la cabeza para no ensuciarte, con lo que tu concentración en la práctica disminuiría.

Quizá no lo había visto desde el punto de vista que la actividad de limpiar te ayuda a centrarte. Sin embargo, sí que estoy con mi compañero, eso debería ser tarea de todos.
Shoshin:

Yo tampoco entiendo muy bien el sentido de la limpieza con respecto al Aikido.

Pero yo lo veo como un beneficio para mi, tanto en la seguridad con respecto a la higiene, como la sensación que tengo para comenzar la clase. A mí personalmente, el que esté todo limpio y ordenado me da un bienestar para comenzar la clase. Quizás eso sea el contrapeso para mi estrés diario.

¿Tú crees qué cambiaria el ambiente si entráramos hablando, corriendo y comenzáramos la clase sin limpiar y no sabiendo dónde tenemos el Bokken?
Solón:

Por cierto, te quería comentar que el otro día, un compañero recién llegado compartió conmigo una reflexión que ahora te transmito.

Como tú sabes el tatami de nuestro Dojo es compartido con otras actividades; el compañero se quejaba de que siempre fuéramos nosotros los de Aikido los que tengamos que limpiar el tatami mientras que otros no lo hacen ¿Por qué nosotros somos los que siempre tenemos que limpiar? Yo le expliqué que eso no sólo se hace aquí, sino que es una ceremonia que se realiza en todos los Dojos donde se practica Aikido al comenzar y al terminar la práctica. Eso no le convenció. Él comenta que él viene a practicar, a hacer ejercicio ¿En qué le va a ayudar el limpiar el tatami a mejorar la práctica del Aikido?
Shoshin:

Creo que puede uno encontrarse dificultades para el avance, pero si se trabaja con un buen método y añadimos a eso la paciencia y la constancia, creo que cualquier cosa nos puede salir, ¡siempre y cuando nos guste lo que hacemos!
Solón:

Estoy de acuerdo contigo, en el sentido que lo importante es el trabajo, ya que en realidad no conocemos donde están nuestros límites y por ello debemos poner esfuerzo día a día para intentar mejorar nuestra práctica.

Has citado a un genio, y yo te citaré a otro, Isaac Newton que comentaba algo así como que, era verdad que él había sentido la inspiración cuando formuló las leyes de la dinámica y la ley de la gravitación universal, entre otros descubrimientos, pero cuando la inspiración llegó, lo encontró trabajando. Sin embargo no todas las personas tienen cualidades para todo, por ejemplo no todo el mundo sirve para correr los 100 m lisos en menos de 10 segundos, ya que no todo el mundo tiene la musculatura u otras condiciones físicas y psíquicas adecuadas para esa prueba específica. Una persona que no tenga estas cualidades o condiciones no podrá alcanzar esos tiempos por mucho que se entrene, aunque a lo mejor su cuerpo es más apto para otra disciplina deportiva. A mí a veces me da la impresión que no tengo esas cualidades que se requieren para la buena práctica del Aikido y por ello no avanzo como yo quisiera. No obstante sigo practicando porque como te dije, yo mismo no conozco mis límites y quiero intentar poder llegar a explotar el máximo de mis posibilidades, aunque éstas sean cortas.
Shoshin:

Cuando me refiero a las resistencias, lo que quiero decir es que estas pueden ser motivadas bien por el físico, como por ejemplo, cuando el cuerpo carece de flexibilidad para practicar con el compañero, -como es mi caso-.

O mentales, yo tardo bastante en concentrarme cuando llego al Dojo para desconectar de todo lo que tengo encima todo el día, pero ahí sigo.

Creo que era Tchaikosvky quien decía que en la música el genio no existía, sino solo el trabajo, bien si se poseen cualidades innatas o hay que desarrollarlas. Creo que todo depende de la predisposición de cada cual.
Solón:

En principio creo que sí. Hay personas que tienen muy buen oído, tienen flexibilidad y de forma "natural" se le da lo de bailar bien, tienen ritmo, lo hacen que parece que no realizan esfuerzo alguno.
 
Si no, que se lo pregunten a los africanos, que parece que tienen el ritmo en el cuerpo desde que nacen. Otras personas no tienen esa facilidad, no tienen en principio esas cualidades: ni tienen oído, ni flexibilidad, ni el ritmo. A estas personas les costará mucho más aprender a bailar, si es que llegan a hacerlo. Ya no hablemos, para una persona de estas características, si tiene además que acoplarse a su pareja y "escucharla" para poderla llevar bien y no dar pisotones a diestro y siniestro.
 
No obstante no entiendo lo de las resistencias. Una persona que quiere de verdad aprender a bailar pondrá todo su interés en aprender, lo que ocurre es que sus condiciones o características personales, de forma natural se van a oponer de manera espontánea a que la persona baile. Quizá con mucho, mucho esfuerzo la persona finalmente lo consiga; pero esa persona no se opone, por desgracia no posee las condiciones favorables o idóneas.
Shoshin:

Bueno Solón, a mi entender yo creo que más que condiciones especiales para la práctica lo que tenemos que abandonar son nuestras resistencias.
 
 ¿Tú crees que se te plantearía el mismo problema si estuviéramos en clases de baile?
Solón:

 Por ahora va bien, aunque ya sabes, creo que a mí no se me da muy bien.
 
Como ya te dije alguna vez, algunos parecen tener condiciones propicias para la práctica y otros no tenemos esa facilidad y todo parece que nos cuesta mucho más que a otros. Como dice la frase con estos bueyes hay que arar.
 
Shoshin:

¿Qué tal la práctica?
 
Solón:

Yo también estoy bien, aunque ayer estuve practicando y la verdad que el fondo físico que tengo deja mucho que desear y hoy estoy con todo el cuerpo hecho una piltrafa, pero bueno ahí seguimos en la lucha.
 
Shoshin:

Muy bien, gracias ¿y tú?
 
Solón:

Hola Shoshin ¿Cómo te encuentras?


En una mañana soleada dos amigos Shoshin y Solón ambos practicantes de Aikido han quedado para verse muy temprano y hablar un rato mientras pasean a la orilla de una playa.

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